La agricultura orgánica debe estar
basada en sistemas y ciclos ecológicos
vivos, trabajar con ellos, emularlos y
ayudar a sostenerlos.
Este principio enraíza la agricultura orgánica dentro de
sistemas ecológicos vivos. Establece que la producción debe
estar basada en procesos ecológicos y el reciclaje. La nutrición
y el bienestar se logran a través de la ecología del ambiente
productivo específico y así por ejemplo, en el caso de cultivos,
éste es el suelo vivo, en animales, es el ecosistema de la granja
y en peces y organismos marinos es el ambiente acuático.
Los sistemas de agricultura orgánica, pastoreo y aprovechamiento
de productos silvestres, deben ajustarse a los ciclos y equilibrios
ecológicos de la naturaleza. Estos ciclos son universales pero su
funcionamiento es específico al lugar. El manejo orgánico debe
adaptarse a las condiciones locales, la ecología, cultura y escala.
Los insumos deben disminuir mediante la reutilización, reciclaje
y manejo eficiente de materiales y energía para así mantener y
mejorar la calidad ambiental y la conservación de los recursos.
La agricultura orgánica debe lograr el equilibrio ecológico a
través del diseño de sistemas agrarios, el establecimiento de
habitats y el mantenimiento de la diversidad genética y agrícola.
Quienes producen, transforman, comercializan o consumen
productos orgánicos deben proteger y beneficiar al ambiente
común que incluye paisajes, habitat, biodiversidad, aire y agua.
La agricultura orgánica debe sostener
y promover la salud de suelo, planta,
animal, persona y planeta como una
sola e indivisible.
Este principio sostiene que la salud de los individuos y
las comunidades no puede ser separada de la salud de los
ecosistemas – suelos saludables producen cultivos saludables
que fomentan la salud de los animales y las personas.
La salud es el todo y la integridad en los sistemas vivos.
No es únicamente la ausencia de la enfermedad, sino
también el mantenimiento del bienestar físico, mental,
social y ecológico. Características esenciales de la
salud son inmunidad, resiliencia y regeneración.
El rol de la agricultura orgánica, ya sea en la producción,
transformación, distribución o consumo, es el de mantener y mejorar
la salud de los ecosistemas y organismos, desde el más pequeño en el
suelo, hasta los seres humanos. La agricultura orgánica en particular,
tiene la finalidad de producir alimentos nutritivos de alta calidad
que promuevan un cuidado preventivo de la salud y del bienestar. En
correspondencia con lo anterior, la agricultura orgánica debe evitar
el uso de fertilizantes, plaguicidas, productos veterinarios y aditivos
en alimentos que puedan ocasionar efectos negativos en la salud.
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